Primero comenzaban con lo más fácil, una pequeña casa. Alguno iba en busca de roca para formar su vivienda mientras los otros gastaban sus energías en saltar a la comba (con pequeñas piedras cortantes debajo). Cuando el compañero traía la piedra, los demás se amputaban los pies o morían desangrados, entonces empezaba la obra. En ese tiempo no se hacían ni boquetes ni ná', ponían cuatro piedras y una hoja de laurel a modo de techo y fin. Pero todo esto era muy fácil, con una sola piedra no podían construir nada y menos cuando traían grava. Así se construyeron las casas durante la primera mitad de la edad de piedra, permitiendo cobijar a las familias del clima adverso.
Para los curiosos ahora viene la fabulosa historia de
De la nada surgieron inmobiliarias que, sin aparecer en ningún medio de comunicación, adquirieron una gran fama. Prometían bloques de apartamentos de 200 m², amueblados y con todo tipo de comodidades. Para culminar con las virtudes de las viviendas, la colocaban a pie de playa, pudiendo sentir a los peces abisales.
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